Ha llegado el otoño, la naturaleza se viste de colores, y los bosques se llenan de setas y hongos.

El paseo propuesto es de unos 4 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, partiendo desde el parking junto a la fuente de San Blas, hasta los Ojuelos de Valdeminguete, donde se hallan las primeras fuentes del Júcar.

A unos 500 m, después de atravesar el Estrecho de San Blas, se llega a un primer cruce, tomamos el camino de la izquierda. Nada más desviarnos nos encontramos con un vado del río Júcar.

Proseguimos por una recta de suave pendiente recorriendo el valle junto al cauce del río. Después de 1.900 m. llegamos a otro cruce, la pista de la izquierda lleva a la Umbría de San Felipe, en la falda de la montaña que le da el nombre. Nosotros seguimos por la misma pista que llevábamos y 300 m más adelante nos encontramos con el Estrecho del Infierno.

En este punto, el Estrecho del Infierno, es donde aflora el río durante el verano, es un paso muy angosto con perfiles muy pronunciados, espectacular, la base es de piedra firme, y la pendiente suave, aunque presenta algunas pozas pequeñas con agua permanente, para deleite de las mascotas. Es un tramo de unos 200 m. en el que vemos un panel explicativo sobre las fuentes que aparecen en las oquedades de la piedra.

Una vez salimos del ámbito del estrecho llegamos a un nuevo valle donde se cierra el bosque, alternando con claros de prados, la pendiente se pronuncia ligeramente, llegando despues de otro kilómetro al paraje conocido como Ojuelos de Valdeminguete, aquí es donde en temporada pluvial aparecen varias fuentes, conocidas como los Manantiales del Júcar.

El camino continua 750 m. más cruzando otro estrecho, culminando en un collado que nos lleva hasta la pista conocida como Carril de Rilaga, pero nosotros nos quedamos en los Ojuelos, amenazaba tormenta y nos dimos la vuelta allí. El desnivel total de nuestro recorrido es de unos 130 m. en 4 km resulta muy suave.

El camino de vuelta, cuesta abajo, resulta más fácil, por supuesto.

El paseo fotográfico que os presentamos hoy se tomó al final del verano, por lo que no presenta los colores del otoño, pero como se puede apreciar el bosque es perfecto en cualquier época.