Los lagartos ocelados (timon lepidus) son unos seres que nunca nos dejan indiferentes, o los admiramos o nos causan repulsa.

La repulsa por lo general es consecuencia del desconocimiento, en otras ocasiones por el miedo atávico e irracional a los reptiles, conocida como herpetofobia.

No pretendemos ser terapeutas, ni somos expertos en biología, pero una de las formas de vencer este tipo de fobias es contemplar el objeto de la fobia interactuando con otras personas. Como esto resulta un tanto complicado, igual puede ser útil considerarlos en relación a su ámbito.

Los lagartos ocelados son animales diurnos, solitarios y poco sociables, y siempre, siempre, nos tienen más miedo a nosotros que el que nos puedan dar, su naturaleza los va a impulsar a huir en nuestra presencia, pues suponemos una amenaza para ellos.

Se alimentan principalmente de insectos grandes (escarabajos, saltamontes, arañas, gusanos), aunque también depredan otros reptiles más pequeños, anfibios, huevos y pollos de aves, así como pequeños roedores. Comparten el nicho alimenticio con las víboras, por lo que su presencia es garantía de seguridad frente a estas. Los lagartos representan más utilidad que amenaza.

A su vez los lagartos son depredados por culebras, mamíferos carnívoros, rapaces y otras aves. De ahí su carácter huidizo.

En nuestros terrenos habitan unos cuantos de ellos, aprovechando la protección de la frondosidad de nuestro jardín, no resulta fácil verlos pues rehúyen nuestra presencia, así que si te encuentras con uno, aprovecha y haz lo mismo que él: disfruta del sol