Como ya indicamos en un post anterior, Vega del Codorno,  es un pueblo muy singular ya que se haya diseminado a lo largo del valle que ocupa, de tal forma que el pueblo se identifica con el valle y viceversa, motivo de confusión para nuestros visitantes.

La columna vertebral del valle lo constituye el propio río Cuervo, que lo recorre en toda su longitud, con una orientación de sudeste a nordeste.

En ese recorrido el río cuervo se va nutriendo de diversos arroyos que le van aportando caudal, uno de ellos es el arroyo Salinas, también conocido como “de la Marichica”, ya que pasa por este pequeño valle antes de adentrarse en una hoz que lo trae hasta nuestra vega. Este arroyo recoge aguas en la parte mediodía de la Muela de San Felipe, desde el collado Sarracín hasta la cañada de las Tablas, por lo que mantiene caudal durante todo el año.

A su llegada al valle coincide con un manantial que durante muchos años se usó como suministro de agua en los “barrios bajos”, quedando aún alguna fuente provista desde el mismo.

En este último tramo ha sido aprovechado para el riego de huertos, dejándonos en la actualidad un paisaje de cercados a base de muros de mampostería en seco y setos de espinos, endrinos, etc.

Su trazado va acompañado por una senda que asciende hasta la Marichica, pudiendo enlazar aquí con la pista que cruza la cañada del Cura, llegando hasta el paraje de la Colmenilla, pero esto ya es harina de otro costal.